Los océanos no son el mundo silencioso que una vez imaginamos. Están llenos de vida marina, desde el sonido de los delfines hasta el canto de las ballenas. Pero estos sonidos no son mero ruido, sino que son clave para la comunicación, la navegación y la supervivencia.
No obstante, las actividades humanas, sobre todo, el transporte marítimo y las prospecciones energéticas en alta mar, ha introducido una cacofonía de contaminación acústica, alterando el delicado equilibrio acústico del que dependen las especies marinas.
No se puede infravalorar el impacto de la contaminación acústica, sobre todo, en los mamíferos marinos que son especialmente vulnerables. Este ruido interfiere en su habilidad para comunicarse, encontrar comida, navegar y evitar a los depredadores. El resultado: un ecosistema marino perturbado, con posibles consecuencias a largo plazo para la biodiversidad y los servicios que presta.
El transporte marítimo ha crecido notablemente en las últimas décadas, especialmente en el hemisferio norte y se espera que siga creciendo en el futuro de forma exponencial. Este tipo de transporte genera ruido difuso y casi continuo que puede afectar a zonas muy amplias. Los niveles de ruido ambiente de baja frecuencia (por debajo de los 1.000Hz) que generan el transporte marítimo ha crecido en el hemisferio norte en dos órdenes de magnitud en los últimos 60 años. El ruido de propulsión de los barcos contabiliza el 90% de la energía acústica que los humanos vierten al mar. Se estima que el transporte comercial aumentó los niveles de ruido ambiente medio en la banda de los 20-200Hz en unos 10dB en el pasado siglo.
También se están realizando esfuerzos normativos para afrontar el reto del ruido oceánico. Se están elaborando directrices internacionales y normativas nacionales para proteger los hábitats marinos del ruido excesivo, haciendo hincapié en la necesidad de unos mares más tranquilos. Estas iniciativas representan una mayor conciencia de la necesidad de encontrar el equilibrio entre las actividades humanas y la preservación de la biodiversidad marina.
La cartografía y los análisis que utilizan la inteligencia artificial (IA) se pueden utilizar para analizar los datos que recogen los micrófonos colocados en el fondo marino (hidrófonos) y otros sensores para crear mapas detallados de la contaminación acústica en las diferentes regiones oceánicas. Estos mapas pueden ayudar a identificar las principales fuentes de contaminación acústica, como las rutas marítimas más transitadas o áreas con actividades intensivas de exploración de energía.
El enfoque de Cognizant Ocean centrado en IA/ML puede ayudar a los clientes a crear modelos predictivos que utilizan algoritmos de machine learning (aprendizaje automático) para predecir los niveles de contaminación acústica basados en los patrones de tráfico marítimo, las condiciones meteorológicas y los datos oceanográficos. Estas predicciones pueden orientar la planificación de la ruta de los barcos para minimizar la contaminación acústica en hábitats marinos sensibles, especialmente en aquellos que hay especies vulnerables.
Los sistemas de monitorización basados en sensores pueden controlar los niveles de ruido y detectar de manera automática zonas en la que se sobrepasan los umbrales permitidos. Estos sistemas pueden alertar a las autoridades u operadores en tiempo real, permitiendo la acción inmediata para reducir la producción de ruido.
Cognizant Ocean tiene experiencia para ayudar a sus clientes a crear modelos conceptuales de datos que utilizan IA/ML para abordar la contaminación acústica oceánica que abarca varias capas: la capa básica que implica la recogida de datos acústicos utilizando los hidrófonos, los datos medioambientales procedentes de satélites y boyas oceánicas, y datos de actividad antropogénica, como el tráfico marítimo y las operaciones energéticas en alta mar.
Se necesita una capa de procesamiento de datos integrada para centrarse en la limpieza y el preprocesamiento de los datos recogidos, que incluyen la filtración de ruido, la mejora de señal y la segmentación de señales bioacústicas. El equipo de Cognizant Ocean puede desarrollar algoritmos de IA que analizan los datos procesados para extraer características significativas relacionadas con las fuentes, los niveles y los patrones de contaminación acústica. Los resultados de los modelos predictivos y las simulaciones se integran en un sistema de soporte a las decisiones que ofrece información útil a los responsables de la toma de decisiones y ofrece planificación de rutas, ajustes operativos y otras acciones para reducir la contaminación acústica.
La búsqueda de mares más tranquilos es una responsabilidad compartida. Requiere de la colaboración entre industrias, gobiernos, científicos y ecologistas para desarrollar e implementar soluciones que protegen la vida marina al tiempo que hacen las actividades humanas sostenibles.
Contacta con Ocean@cognizant.com para descubrir cómo las tecnologías avanzadas de inteligencia artificial (IA) pueden ayudar a mapear y mitigar la contaminación acústica, salvaguardando la vida marina y sus hábitats.