Ser uno mismo en el trabajo es complicado, sobre todo, si se pertenece al colectivo LGTBIQA. A pesar de los avances conseguidos en muchos ámbitos, el terreno laboral sigue siendo un territorio en el que las personas de este colectivo no se sienten cómodas para mostrarse tal y como son. Ocultan su verdadero yo, lo que les posiciona en una situación de desigualdad con respecto al resto y e impacta directamente en su sentimiento de pertenencia y productividad.
El 28 de junio se celebra el Día Internacional del Orgullo LGBT+. Una fecha de celebración por todo lo conseguido y de reivindicación por todo lo que queda por conseguir. La esfera laboral es un área en la que la visibilidad de las personas de este colectivo debe seguir ganando enteros. En España, según un estudio realizado por el Proyecto Europeo Avanzando en la gestión de la diversidad LGBT en el sector público y privado (ADIM), el 72% de las personas de este colectivo no visibiliza su orientación sexual y solo el 20% se manifiesta cómo es con todos sus compañeros. De hecho, un 15% ha evitado alguna vez espacios o eventos corporativos tales como comidas, cenas de trabajo o viajes de incentivo para evitar hablar o mostrar aspectos de su vida personal, autoexcluyéndose de posibles oportunidades laborales que surgen a raíz de estos encuentros; y únicamente el 55% de las personas del colectivo que tienen hijos se siente cómodo hablando de ellos.
No sentir la suficiente confianza como para hablar de la pareja o no poner fotos familiares en el despacho son pautas de la discriminación estructural que siguen vigentes en la esfera laboral y que coartan el derecho humano al libre y pleno desarrollo de la personalidad, así como de importantes derechos laborales derivados de las relaciones de pareja y familiares, como permisos por matrimonio, accidente del cónyuge o de sus familiares, entre otros.
Esta ley del silencio que adoptan las personas del colectivo para evitar situaciones incómodas genera un estrés permanente, techos de cristal y repercusiones negativas en los datos de productividad. El estudio revela que solo un 73% se siente aceptado como es y se ha sentido cuatro puntos porcentuales (27%) más veces discriminados o aislados que el total de encuestados (que se han sentido así en un 23%). Asimismo, un 89% de personas LGBT+ siente un alto grado de compromiso con su trabajo frente a un 93% del total. Unos datos que dejan de manifiesto el bajo nivel de bienestar laboral entre el colectivo.
Un pool de talento que atraer, gestionar y retener
De acuerdo con las últimas estadísticas de 2023, un 14% de la población española se reconoce dentro del colectivo LGBTI+, muy por encima de la media mundial (9%) y solo superado por Brasil (15%). Esto significa mucho talento al que hay que atraer, saber gestionar y retener. Tal y como recoge el informe “Miradas a la sociedad" (2019), elaborado por la OCDE, las personas del colectivo LGBT tiene un 7% menos de posibilidad de optar a un empleo que el resto de la población, ganan un 4% menos y las posibilidades de alcanzar un puesto directivo son un 11% menor.
Las empresas deben ser motor para la completa visibilización de este colectivo en una esfera tan importante como es la laboral. Para lograrlo, es fundamental contar con políticas inclusivas, que hagan más accesible y menos costosa la atracción del mejor talento, y que prevengan, detecten y muestren tolerancia cero ante estas situaciones de ocultamientos forzados, rumores y comentarios.