Desertificación, fenómenos climáticos extremos, mares y océanos ausentes de vida, extinción de especies… El panorama pinta desolador si el ser humano como especie no es capaz de asumir su responsabilidad en la conservación del medio ambiente.
Hoy 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente. Una fecha marcada en el calendario desde 1972, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas empezó a dar la voz de alarma: La necesidad de un cambio era inevitable para preservar el mundo tal y como lo conocíamos. Hoy, más de medio siglo después, se demandan cambios urgentes en la forma de producir y consumir que permitan revertir una situación que hará la vida de las próximas generaciones muy complicada.
Se estima que muchas ciudades desaparecerán por el incremento del nivel del mar, consecuencia del deshielo de los polos, que los fenómenos climatológicos extremos serán más frecuentes y agresivos, y que millones de personas se conviertan en refugiados climáticos. En la actualidad, 20 millones de personas se ven obligadas cada año a abandonar su hogar por el cambio climático, según los datos proporcionados por ACNUR.
La ciudadanía parece haber despertado ante esta emergencia climática. Han incorporado pequeños gestos en su actividad diaria que ayudan a preservar el medio ambiente y han instado a las instituciones a asumir un verdadero compromiso con el clima.
Europa ya ha tomado cartas en el asunto con la Ley Europea del Clima, aprobada en 2021 y que convierte la neutralidad climática (emisiones netas cero) para 2050 en una obligación legal.
Hoy las emisiones per cápita de CO2 en España se sitúa en las 4,99 toneladas cuando la media de emisiones por persona y año, para conservar un clima habitable, tiene que estar entre las 2 y las 2,5 toneladas para el año 2030. En el tejido empresarial, los datos muestran que todavía hay un largo camino por recorrer en materia de descarbonización. Según el Observatorio de la Sostenibilidad, las emisiones de gases efecto invernadero se incrementaron en España un 5,7% en 2022 hasta superar los 300 millones de toneladas.
Qué pueden hacer las empresas
Las organizaciones, como cualquier otro agente de la sociedad, tienen su responsabilidad en esta lucha contrarreloj. No se trata solo de cumplir con la creciente presión regulatoria en la materia, sino de ir un paso más allá e integrar la sostenibilidad como un requisito del negocio.