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Cognizant blog

Desde 1929, año en el que se graduó la primera ingeniera en España, ha pasado casi un siglo. Cien años en los que la sociedad ha hecho grandes avances en los roles sociales vinculados al género. Pero ¿son estos cambios suficientes o todavía queda margen de mejora en áreas tradicionalmente masculinas como la ingeniería? Hoy, en el Día Internacional de la Mujer en la Ingeniería, toca analizar la presencia femenina en el sector y hablar con sus protagonistas. 

Según el I Estudio del Observatorio de la Ingeniería en España (OIE), en nuestros país hay 750.000 ingenieros, de los cuales casi el 97% está en activo, lo que sitúa la densidad de profesionales de la ingeniería por cada 1.000 habitantes en 15,7. Una ratio ligeramente inferior a la de países de nuestro entorno como Francia (22%), Italia (18%) o Alemania (17%). Por edad, el 40% de los ingenieros españoles tiene 35 años o menos y por género, el estudio revela que apenas el 20% de este colectivo son mujeres. Un porcentaje que varía según la rama de ingeniería, siendo la de telecomunicaciones la que cuenta con menor representación de mujeres (12%). En el polo opuesto, la ingeniería agrícola/agronómica, donde un 34% de los profesionales son mujeres. Por franjas de edad, el mayor número de mujeres ingenieras (24%) tiene entre 36 y 45 años y son clara minoría (15%) en el tramo de 35 años y menos.

La alta demanda de ingenieros en las próximas dos décadas- el OIE estima que en los siguientes cuatro lustros se necesitarán más de 200.000 ingenieros solo en España-manifiesta la necesidad de incorporar talento femenino a la profesión. La pregunta es cómo hacerlo, cuando hoy apenas el 12% de los alumnos matriculados en universidades españolas estudian grados de ingeniería.

Los fuertes estereotipos sociales vinculados al género que han reinado en la educación formal y familiar durante muchos años en la cultura occidental es el motivo que parece estar detrás de esta infrarrepresentación, tal y como revelan diferentes estudios, pero ¿qué opinan sus protagonistas?  

Un estereotipo de ingeniero ‘friki’ que no es real

Con una dilatada trayectoria profesional, Silvia Lacroizette, senior manager en Cognizant, habla del peso que juegan clichés, como el del ingeniero ‘friki’, maximizado por las películas y series en general. “Se tratan de estereotipos sociales erróneos que nada tienen que ver con la realidad: un ingeniero no es una persona introvertida a la que no les gustan las relaciones sociales. Por el contrario, es un profesional con un perfil social, que trabaja equipo y con el cliente para entender sus necesidades y darles respuesta”. En este punto, Silvia reconoce que comentarios del tipo “no pareces informático por ser una persona a la que gustan relaciones sociales” ejemplifica hasta qué punto este cliché está interiorizado.

 

Para revertir esta situación, Silvia propone “dar más visibilidad al tipo de trabajo que hace un ingeniero en los colegios, a través de charlas y conferencias, que las películas y las series repiensen el tipo de personaje que presentan y estar presente en los canales de comunicación que utilizan las nuevas generaciones”. El objetivo es “que se incorporen más mujeres a este mundo porque va a ser el futuro y debemos tener presencia”, afirma

Visibilizar para inspirar a las nuevas generaciones

Lucía Cabanillas, actual estudiante de ingeniera de telecos, ha experimentado esta sensación de ser minoría durante toda la carrera. Ella atribuye esta baja presencia de la mujer a “la escasa visibilización de referentes femeninos en etapas educativas tempranas que inspiren a las nuevas generaciones”. Si bien ella tuvo la suerte de hablar con una de estas mujeres inspiradoras en la feria Aula, que la animó a hacer esta carrera, reconoce que “le hubiera gustado tener contacto con profesionales de este ámbito en el instituto”. Además, admite el peso que tiene “la imagen social de que la ingeniería es una carrera de hombres y que, por ejemplo, magisterio es una carrera de mujeres”, y subraya "el hecho de que los hombres crezcan con ordenadores y videojuegos les posiciona en clara ventaja en el primero curso de carrera”.

Marta Mencía, estudiante de ingeniería industrial de la rama electrónica, confiesa que la decisión de estudiar ingeniería “depende mucho de las personas y los ejemplos que tengas alrededor”. En su caso, con un padre ingeniero, creció viendo muy de cerca cómo era este tipo de trabajo y lo tuvo claro: “Crecí con una imagen muy distinta a la que se le tiene del ingeniero en la sociedad, una persona con un mono solo operando ciclos”, declara. Además, sostiene que las características que se le atribuyen socialmente a la mujer -más humanas y con un mayor foco en los sentimientos- hacen que se decanten más por carreras de humanidades que por ingenierías. En este punto, Mencía tiene claro que “los principales techos de cristal nos los ponemos nosotras mismas bien porque no nos vemos capacitadas bien porque priorizamos otras cosas en la vida”.

Problema sistémico de reparto social de tareas

Luisa Ramírez, estudiante de ingeniería informática, cree en que esta capacitación debe abordarse desde el ámbito familiar, "reforzando la autoestima de las niñas".  Según Ramírez, estamos ante  un “problema sistémico” que lastra “el desarrollo profesional de la mujer en este ámbito a puestos de manager o senior manager". Ramírez revindica que superar este techo y alcanzar puestos directivos exige “un reparto más equitativo de las tareas y del cuidado de los hijos que haga que las mujeres tengan libertad para decidir”.

María Castilla, estudiante de ingeniería de telecomunicaciones, es el contrapunto de este artículo. Su experiencia vital no contempla esa menor presencia femenina, sino que, por el contrario, tal y como ella misma expresa, “en nuestra clase hay una relación parecida de hombres y mujeres”. Además, siente que,” hoy en día, no hay esos estereotipos que existían hace unos años que hagan que una mujer no se decante por este tipo de carrera, sino que más bien se debe a gustos personales”.

Un futuro más diverso y equitativo

Más allá de las experiencias en primera persona de nuestras protagonistas, las cifras son irrefutables y revelan un largo camino para hacer de la ingeniería una vocación y una profesión para más mujeres.

La ingeniería es un área clave para el progreso de la humanidad, pues se centra en tratar de dar respuesta a los principales desafíos sociales, industriales o económicos. Si la tendencia que hemos visto se perpetua, avanzaremos hacia un futuro diseñado por hombres para hombres, en el que el pensamiento, la perspectiva y las necesidades de las mujeres sean ignorados.

Debemos ser conscientes de que es fundamental que el 50% de la población mundial esté suficientemente representada en estas disciplinas para construir juntos un mundo por todos para todos.


Cognizant, con el talento femenino

Como empresa comprometida con la diversidad y la inclusión, Cognizant articula diferentes programas que buscan fomentar la participación femenina en estas disciplinas. Desde las etapas educativas más tempranas, como patrocinador del programa “STEM for Comillas” de la Universidad Pontificia Comillas, hasta el terreno laboral con el programa “Mujeres Empoderadas”, que promueve el crecimiento profesional y el desarrollo de liderazgo de la mujer en la organización, pasando por el ámbito universitario con las becas Cognizant Lady Tech, creadas en 2018. Hasta la fecha se han becado a más de un centenar de mujeres estudiantes de carreras de ingeniería informática, telecomunicaciones, matemáticas, estadística o doble grado. 



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