Con qué fines pueden las empresas utilizar la IA generativa
Como cualquier otra nueva tecnología, la primera oleada de usuarios de la IA generativa aún se regodea en su novedad y experimenta con sus límites, pero ya hay en desarrollo productos más estables, escalables y comerciales. Lo primero que se ha comercializado son productos como los creadores de avatares o las herramientas de redacción, pero es evidente que le seguirán aplicaciones industriales y de consumo de mayor escala. A continuación, algunas formas en las que la IA generativa podría escalar y llegar a una audiencia más amplia:
- Diseño de producto personalizado
La IA generativa es en sí misma personalizada, ya que el proceso de creación de contenido viene definido por el usuario. Esto significa que el producto final satisface sus necesidades y responde a sus intereses, lo que puede tener numerosos beneficios para las empresas. Así, la IA generativa podría utilizarse para crear imágenes personalizadas basadas en la propiedad intelectual de la compañía que luego, se utilizarían, por ejemplo, en camisetas o en papel pintado.
Aunque la IA generativa permite crear texto y contenido visual original, si se entrena, por ejemplo, con diferentes conjuntos de productos financieros o de seguros, pronto podría utilizarse para crear hipotecas o coberturas de seguros personalizadas, en las que el estímulo son los propios datos del usuario
- Conocimiento y gestión de los recursos
Las empresas generan cantidades ingentes de información y documentación en sus actividades y procesos diarios. Pero gestionar esta información y hacer que esté disponible de una forma accesible y claramente escrita es un reto permanente. Al entrenar modelos de IA en esta información no estructurada, será más fácil para los empleados acceder al conocimiento que necesitan independientemente de si se trata de datos de la compañía, de un área de negocio o de un proyecto en concreto.
Un chatbot de IA como ChatGPT no solo ofrecería acceso a los empleados a la información que necesitan, sino que también la tendrían actualizada y generarían nuevos datos sobre la marcha reduciendo la necesidad de dedicar personal a esta tarea. Esto no solo facilitaría el trabajo de los empleados, sino que también les ayudaría a agilizar sus procesos de negocio y mejorar la eficiencia.
- Empoderando a los que toman las decisiones
Hace tiempo que se habla de la IA para comprender grandes conjuntos de datos y tomar, en consecuencia, mejores decisiones, pero podría decirse que la escala de su uso en esta capacidad podría ser mucho más amplia. En la medida que la IA generativa no sólo puede interpretar los datos, sino también presentar sus conclusiones en un lenguaje claro y conversacional, se plantea la posibilidad de que no únicamente ayude en el proceso de toma de decisiones, sino que participe en él. Con el tiempo, esto no hará sino mejorar la capacidad de las organizaciones para orientarse más por los datos a medida que el proceso se integre en las operaciones cotidianas.
Google, Amazon, Apple y otras empresas han creado asistentes de IA muy capaces pero limitados. Antes de todos ellos, Microsoft creó el tristemente célebre Clippy. Los lectores de cierta edad añorarán el tiempo que pasaron juntos y otros aplaudirán que la compañía se deshiciera de él. Es posible que Clippy o algo parecido regrese. Sin embargo, antes debería publicarse la noticia de que Microsoft invierte 10.000 millones de dólares en OpenAI y que incorpora ChatGPT en sus productos de Office e, incluso, en su buscador Bing. Esto plantea la posibilidad de nuevas integraciones de la IA generativa con otro software, ya sea empresarial o no. Las posibilidades son infinitas.
Cognizant ha sido una de las primera empresas en anunciar una nueva plataforma empresarial de IA generativa, Cognizant Neuro®️, una muestra de su voluntad de ayudar a las organizaciones a utilizar esta tecnología y aprovechar su valor para el negocio de una forma flexible, segura, escalable y responsable. Cognizant Neuro va más allá de la prueba de concepto y persigue facilitar a los clientes su transición a la IA generativa acelerando la adopción de aplicaciones de IA, incrementando el posible ROI y minimizando los riesgos.
Acabar con los sesgos y afrontar cómo será la vida con la IA gen
La IA generativa es impresionante, aunque dista mucho de ser perfecta. El conjunto de datos actuales es estático y no sabe, por ejemplo, que la Reina Isabel II ha muerto. Esto significa que la IA generativa comete errores. Es más, su tendencia a ser "confiadamente incorrecta", promoviendo fake news y desinformación es motivo de preocupación, dados los sesgos inherentes que ya se han detectado en algunos modelos de IA y que no harán sino amplificarse a medida que la IA Gen amplíe su alcance.
Algunos artistas han cuestionado la legalidad de que sus obras se utilicen para entrenar a una IA que podría acabar sustituyéndoles, simplemente porque sus imágenes se han subido a Internet. Aunque la obra de arte generada no viola sus derechos de autor, la IA no podría funcionar sin la información inicial con la que ha sido entrenada. Del mismo modo, el texto generado por la IA puede repetir ideas sobre las que ha sido entrenada, lo que puede causar problemas a los usuarios si el resultado se publica, aunque no sea necesariamente plagio. Estos problemas han llevado a exigir marcas de agua en los contenidos generados por IA, a que China prohíba los contenidos que no las lleven y a que la Unión Europa se convierta en pionera en legislar sobre la materia.
Pero el mayor riesgo está en saber cómo será la vida, la sociedad y los negocios cuando la "revolución de la inteligencia artificial generativa" sea un hecho. En este sentido, es difícil no compartir tanto el entusiasmo de sus defensores como la preocupación de los trabajadores del conocimiento que se enfrentan no solo a la pérdida del empleo, sino a una obsolescencia irreversible.
Sin embargo, los argumentos a favor de un optimismo prudente son convincentes. Sí, la IA generativa promete ser algo más que otra revolución tecnológica, pues nunca había parecido que la naturaleza esencial del ser humano estuviera tan en juego. Pero, al fin y al cabo, es una revolución tecnológica y la tecnología tiene una naturaleza propia: mejorar la capacidad de los humanos para hacer las cosas que mejor saben hacer. ¿Será la revolución que se avecina la primera excepción a esta regla hasta ahora inquebrantable? Probablemente no, y a estas alturas ya no hay vuelta atrás.