En este contexto, la digitalización surge como parte clave de la solución. Las tecnologías avanzadas, como la Inteligencia Artificial (IA) y aprendizaje automático (ML), tienen un gran potencial para poner en práctica acciones sostenibles en la gestión y conservación del agua. Al utilizar la IA y el ML, se pueden desarrollar formas más eficientes de monitorizar y gestionar los recursos hídricos, y mitigar el impacto del cambio climático en los ecosistemas de agua dulce, así como mejorar los procesos de toma de decisiones en la gestión de estos recursos.
Además, las herramientas digitales pueden mejorar la colaboración y la información entre las partes interesadas, mejorando la eficacia de los esfuerzos de conservación. Por ejemplo, la IA puede utilizarse para analizar grandes cantidades de datos, ayudando a identificar patrones y tendencias que pueden no ser visibles a simple vista. Esto puede llevar a predicciones más precisas sobre el estado de los ecosistemas de agua dulce y permitir medidas proactivas para protegerlas.
También es crucial el papel de las compañías de abastecimiento de agua para preservar y proteger este recurso vital. En Reino Unido, el Department for Environment, Food and Rural Affairs (Defra) ha trazado un plan detallado para el agua, que busca transformar la gestión de los sistemas hídricos y la limpieza de los entornos hídricos, así como garantizar un suministro sostenible para personas, empresas y naturaleza.
La Unión Europea está muy comprometida con este tema, con un enfoque holístico de la gestión de este recurso que incluye la circularidad del uso del agua en diferentes sectores.
La integración de tecnologías digitales en la gestión del recurso hídrico no es solo para la conservación, sino también para la creación de un framework más eficiente, equitativo y sostenible para el uso del agua. Las soluciones digitales pueden facilitar una distribución más justa, identificar áreas de despilfarro y sobreexplotación, y ayudar a la planificación de la conservación a largo plazo. Incluso, estas tecnologías pueden permitir un mayor compromiso de las partes interesadas y de la comunidad, garantizando que las soluciones de gestión del recurso son inclusivas y cubren las necesidades por igual.
En definitiva, la situación del agua dulce es un asunto complejo acrecentado por el cambio climático, los fenómenos meteorológicos extremos, la escasez de agua y el crecimiento de la población. Abordar esta crisis requiere un enfoque multifacético, implica la colaboración internacional, la gestión innovadora y tecnologías digitales, como la IA y el ML. Las compañías de suministro de agua tienen la oportunidad de jugar un papel clave en impulsar este cambio.
Mediante la colaboración interdisciplinar y sectorial, podemos utilizar tecnologías innovadoras y desarrollar innovaciones a nivel de sistema. A medida que miramos a un futuro, en el que la escasez del agua será cada vez mayor, la integración de las tecnologías digitales en la gestión de este recurso emerge como un elemento clave a la hora de garantizar un uso equitativo y sostenible de este bien vital.
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