El desafío
Cada año, una gran cadena de venta minorista pierde casi 2.000 millones por alimentos en mal estado o desperdiciados. Los problemas con su sistema de refrigeración legacy representan alrededor del 15 por ciento de dicho total: unos 300 millones de dólares. Hacen faltan unas cinco o seis horas de alarmas para que los controladores del sistema de refrigeración lleguen al equipo de operaciones, y no hay mecanismos de alertas tempranas.
Este sistema legacy depende de que los controladores individuales den la alarma y de los correspondientes componentes del servicio suministrados por el proveedor. Para agravar el problema, la cadena de proveedores ya no presta asistencia a dichos controladores, por lo que cambiar los parámetros de alarma y de registro es casi imposible.